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Del libro ANATOMÍA DE LA MELANCOLÍA, Espasa Calpe 1947
Definición y naturaleza de la melancolía
La melancolía ha recibido tal nombre de la causa material de la
enfermedad que, como observa Bruel, es Melankolia, muy semejante a
Melaina Kolh, o sea bilis negra. Si se trata efectivamente de una causa o
un efecto, de una enfermedad o de un síntoma, es cosa que discuten
Donato Altomare y Salviano, A sus opiniones respectivas remito al
lector, pues yo no deseo tomar parte en la discusión (...).
(...) Según la definición corriente, es .una
especie de debilidad mental y delirio sin fiebre, acompañada de temor y
tristeza sin causa aparente.. (...) los caracteres que la distinguen de
la demencia son: el temor y la tristeza, y lo que la diferencia de otras
afecciones comunes en que también existen el miedo y la aflicción, es
que éstos aparecen sin causa (...) El temor y la tristeza son los
verdaderos y constantes caracteres de la mayoría de los melancólicos,
pero no de todos (...). Algunos melancólicos se distinguen por su buen
talante, otros por su atrevimiento, y los hay que no manifiestan ninguna
forma de temor o pesadumbre.
Hallo bastante diferencia de opiniones entre los
tratadistas en lo referente a la principal parte del organismo que es
afectada por la enfermedad que nos ocupa: ya el cerebro, ya el corazón u
otros órganos (...). Dado que se trata de una clase de debilidad
mental, debe necesariamente afectar el cerebro, pero no radicar en los
ventrículos ni en alguna obstrucción de los mismos, ya que entonces
coincidiría con la apoplejía o la epilepsia (...). Pero dado que esta
enfermedad es causada ante todo por la imaginación, es necesariamente el
cerebro el órgano más afectado en primer término y, en segundo lugar,
el corazón (...).
(...) Así como los climas excesivamente frios o
cálidos tienen un influencia directa en la vida del hombre, así también
la melancolía de los padres influye en el caracter de los hijos (...).
Es un mal propio de ambos sexos, aunque más frecuente en los hombres. En
la mujer causa, sin embargo, trastornos mucho más violentos y graves.
De las estaciones del año, es el otoño el más propicio a la melancolía.
En cuanto a las edades, es la vejez la que casi siempre tiene a la
melancolía natural por inseparable compañera y accidente. Pero la
melancolía que llamaremos adquirida, para diferenciarla de la natural,
es más frecuente hacia los cuarenta años, según suponen muchos (...).
(...) La melancolía puede ser el resultado de una
predisposición orgánica o de un hábito. En el primer caso tiene caracter
pasajero y se manifiesta cuando el individuo que la sufre experimenta
tristeza, inquietud, temor, pesadumbre; cuando es víctima de alguna
pasión o en el caso de perturbaciones mentales, descontento o cualquier
sensasción que sea causa de angustia, torpeza, lanquidez, irritación,
etc. Hablando en términos negativos, es todo lo contrario de la dicha o
satisfacción, de la alegría y del deleite, Me refiero, en suma, a
sentimientos que causan disgusto o adversión y lo que llamamos mal
genio.
Erróneamente y en sentido impropio solemos dar el
nombre de melancolía a la tristeza, al mal humor o, simplemente a la
cachaza. Hemos dicho que la melancolía se manifiesta en la tristeza,
pero no por ello se ha de confundir aquella con ésta. De tales
predisposiciones a la melancolía nadie está libre en absoluto, ni aún el
estoico, el sabio, el dichoso, el sufrido, el piadoso o el
representante de Dios. Todos llegan a sentir estos malestares, en mayor o
menor grado, durante periodos mas o menos largos. Si diéramos al
concepto en cuestión tal significado, deberiamos llegar a la conclusión
que la melancolía es el carácter inalienable de todo mortal.
Formas de la melancolía
(...) la más admitida es la división en tres clases. La primera es
causada sólo por trastornos cerebrales y recibe el nombre de melancolía
mental. La segunda, relacionada con el gran simpático, se origina de
todo el cuerpo y ocurre cuando el temperamento es exclusivamente
melancólico. La tercera tiene su principio en los intestinos, el hígado,
el bazo o el mesenterio y es la llamada melancolía hipocondriaca o
ventosa (...). Confieso que es asunto difícil distinguir una de otra las
tres especies precitadas y establecer sus distintas causas, síntomas y
remedios (...). Con las especies de melancolía ocurre lo que con las
formas de gobierno, como la república, la monarquía, la aristocracia, la
democracia, que teóricamente son puras y distintas pero en la práctica
aparecen combinadas.
(...) Otra causa interna e innata de la melancolía
la representa el temperamento que cada cual hereda, íntegra o
parcialmente, de sus padres (...). Lo más extraño es que en algunas
familias la melancolía no se trasmite directamente de padres a hijos
sino con solución de continuidad (del abuelo al nieto), y no siempre se
reproduce la misma enfermedad sino una semejante (saepe noneundem, sed
similem producit effectum) (...).
(...) Después de haber expuesto las causas
secundarias y congénitas de la melancolía, debo tratar de las externas y
adventicias, independientes del nacimiento por ser posteriores al
mismo. Estas causas han sido divididas en necesarias y contingentes. Las
necesarias -que no podemos evitar y que dañan el organismo por razones
de uso o abuso- son las seis cosas contrarias a la naturaleza de que
hablan los médicos con tanta frecuencia y a la vez las causas
principales de la enfermedad que nos interesa (...). Las seis cosas en
que pouede pecarse contra la naturaleza son: la alimentación, la
retención y la evacuación, el aire, el ejercicio, el sueño y la vigilia y
las perturbaciones de la mente (...).
(...) Pariente cercano (o más bien hermano) de la
aflicción es el miedo, que suele acompañarla o bien ser la causa
principal de la melancolía: es asimismo causa y síntoma a la vez (...).
El miedo traba la voz y embota la memoria (...). A muchas personas el
miedo les impide realizar las tareas o iniciativas mas dignas y, debido a
la misma causa, sienten dolor, tristeza y opresión del corazón (...).
El que vive atemorizado no es dueño de sus actos y no conoce la alegría;
de ahí su indecisión y su continua sensación de angustia (...). El
miedo que sienten muchos es causado por la visión anticipada de hechos
futuros referentes al propio destino (...). La vergüenza y el infortunio
causan igualmente pasiones violentas y cruel tormento (...).
Otras causas de las melancolía son: la vejez, el
factor hereditario, la retención y evacuación anormales de los humores
del cuerpo (la amenorrea en la mujer), la supresión o abuso de la
función sexual, el sueño antihigiénico, el insomnio, la envidia, la
malicia, el odio, la rivalidad, la ira, los disgustos, los deseos
inmoderados, como la ambición y la codicia; la pasión del juego y de las
diversiones sin medida, la egolatría, la vanagloria, el ansia de fama y
honores, el orgullo, la alegía excesiva, el estudio convertido en
pasión absorbente. Tales son las causas necesarias. Otras deben
considerarse contingentes y accidentales: la educación deficiente, la
aprensión originada por objetos terroríficos vistos o referidos por
otros; el escarnio y la calumnia en cuanto amargan a sus víctimas: la
esclavitud y la servidumbre; la pobreza y las privaciones; las
desgracias de familia (...).
Síntomas de la melancolía
(...) por razones de método y en forma esquemática, podemos agrupar
todos los síntomas en dos clases: corporales y mentales (...). Tales
enfermos son generalmente de carácter hosco, de aspecto tétrico y poco
agradable, a causa de sus temores, pesares, torpeza y lasitud.
Demuestran ineptitud en la realización de cualquier tarea o en el
ejercicio de alguna profesión. Sin embargo, su memoria es buena por lo
común; suelen tener agudo ingenio y gran perspicacia. La naturaleza
cálida y seca de su cerebro explica que el sueño sea anormal y pasen
muchas noches en vela, a veces durante un mes y no raramente todo el año
(...). Su pulso es lento, excepto el de las carótidas, que es muy
violento, aunque varía según la intensidad de sus afectaciones o
perturbaciones (...) a decir verdad, tratándose de la melancolía y de
las enfermedades crónicas en general, no cabe conceder gran importancia
al pulso (...). Otros síntomas son la dificultad respiratoria y el
exceso de secreción gástrica. Si el corazón, el cerebro, el hígado y el
bazo están afectados, como es lo común, se originan muchas afecciones y
malestares, pesadillas, epilepsia, mareos, insomnio, accesos súbitos de
risa o llanto, sollozos y suspiros, rubor, sentimiento de timidez y
vergüenza, etc. (...). En cuanto a síntomas mentales (...) llegan a
imaginarse, por ejemplo, que están hechos de vidrio y temen que alguien
se acerque y pueda quebrar su nueva materia corpórea; o se han
convertido en corcho y su peso va disminuyendo hasta hacerse livianos
como plumas (...). Algunos se horrorizan ante el pensamiento de que su
cabeza se separará del tronco y caerá sobre sus hombros (...) los hay
que sienten la obsesión de que se les crían ranas en el vientre (...).
El melancólico medroso asegurará que nadie sufre tanto como él o que no
hay afección tan grave como la suya (...). Sienten disgusto de todas las
cosas y un tedio invencible, el toedium vitae de los latinos, pues el
vivir les causa fastidio y conciben ideas de violencia contra su propia
integridad corporal.
Curación de la melancolía
(...) Aunque la melancolía crónica es difícil de curar, muchas veces
puede aliviársela aun cuando se presente con intensidad y violencia. Es
preciso, pues, no desesperar y tener mucha constancia (...). Creo que
los remedios, métodos y sistemas curativos pueden reducirse a tres
clases: la dietética o alimentación, los medicamentos terapéuticos y la
cirugía.
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